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Namibia: Lugar de bestias y reyes.

África es quizás el continente más infravalorado para realizar turismo, viajes espirituales o quizás sólo viajes de negocio; con el paso de las décadas, varios de los países dentro de este ente gigantesco han dejado atrás el estigma del “continente salvaje”, modernizando sus infraestructuras, cambiando sus hábitos, pero nunca dejando atrás el legado de sus antepasados, en religión o en costumbre, no es necesario ser un experto en estudios socioeconómicos para saber que el desarrollo ha llegado al fin a varias de las zonas que eran consideradas como las más atrasadas en el mundo.



La historia de Namibia es como la de cualquier país africano: comenzó con los pueblos antiguos que dejaron su legado en petroglifos sobre las rocas de montes remotos, para entrar luego en el mundo moderno de la mano de la represión colonial y la inevitable guerra de independencia. Pero esto no lo resume todo. Namibia ha superado sus años turbulentos para renacer como un país seguro de sí mismo y con un futuro más brillante que su pasado.


A principios del siglo XX, Namibia era una colonia alemana. Después de la primera guerra mundial se convirtió en un territorio administrado por la Liga de las naciones. Después de la segunda guerra mundial, Sudáfrica administró Namibia hasta su independencia en 1990.



Alemania, bajo el gobierno del canciller Otto von Bismarck, entró tardíamente en la competencia europea por los territorios del continente africano. Bismarck siempre estuvo en contra de las colonias, a las que consideraba un capricho caro: “Mi mapa de África está aquí, en Europa”, solía decir. Pero las aventuras de un comerciante de Bremen, llamado Adolf Lüderitz, le empujarían más lejos de lo que hubiera imaginado. El comienzo de la I Guerra Mundial en 1914 marcaría la pérdida de su dominio colonial en África. Para entonces las estructuras tribales de los herero habían sido casi destruidas y sus tierras y las de los khoikhoi, ocupadas. Inicialmente los owambo, al norte, fueron más afortunados, pero pronto sufrirían la presencia de las tropas portuguesas que luchaban en el bando aliado durante la Gran Guerra.


En diciembre de 1988 se alcanzó un acuerdo entre Cuba, Angola, Sudáfrica y la Swapo que permitió la salida de los soldados cubanos en Angola y de los sudafricanos en Namibia. También se estipuló que la transición a la independencia comenzaría formalmente el 1 de abril de 1989 y se seguiría en noviembre del mismo año con elecciones basadas en el sufragio universal y vigiladas por la ONU.


Desde ese decisivo día de su independencia, Namibia ha resultado beneficiado de sus esfuerzos por incrementar su actividad económica de toda manera posible, siendo una de las más reconocidas su industria turística. Namibia registró un total de 187,100 turistas en 2020, ubicándose en el puesto 159° en el mundo en términos absolutos. Generó alrededor de 155.00 millones dólares estadounidenses sólo en el sector turístico. Esto corresponde al 1.3 por ciento de su producto interno bruto y alrededor del 5 por ciento de todos los ingresos del turismo internacional en Sur de África.


El incremento del turismo controlado y sustentable en la zona no sólo apoya al aspecto económico, ha hecho que aquellas personas que siempre tienen en mente algún lugar exótico y peligroso para viajar no recurran a transportaciones ilegales que pueden incitar a la caza furtiva de animales en peligro de extinción, un problema que todo el continente africano está intentando erradicar hasta el día de hoy.





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